La Iglesia es evangelizadora por naturaleza. La Iglesia es madre, maestra y familia de familias. San Juan Pablo II insistía en que la familia es la “iglesia doméstica.” La familia es el lugar donde se aprende, se vive y se interpreta la fe (DGC 226-227; CCE 2222-2226).. Por ende, toda la familia está llamada a ser santa (Mateo 5,48; Lumen gentium 39- 42).
The other day my stepmother visited and brought with her two boxes that had belonged to my deceased mother. One contained her college yearbooks, the other held a variety of sports trophies she had won.
The theme for the new catechetical year is “Safeguarding the Dignity of the Human Person.” In its simplest form, this means living a virtuous life. On a practical basis, what does this mean for us as catechists and catechetical leaders working with children, youth, and families?
por Arturo Monterrubio
Hace más de veinte años, leímos en nuestro boletín dominical un mensaje que precisamente pedía un hogar para los que sufren, un hogar para aquellos que no lo tienen. Pedía abrir nuestro hogar a niños que habían sido abandonados, con necesidades especiales, que habían sufrido de adicciones, discapacidad y que necesitaban una familia que los recibiera como uno de ellos “como uno que me pertenece” (Novo millennio ineunte 43). Al aceptar la invitación, empezó una jornada llena de emoción, gozo, esperanza y sufrimiento, que aún no ha terminado.
When we enter into a home or church and feel warmly welcomed, we soon realize the love among those who are already there is what makes that welcome possible. Everyone longs to enter such a place, where all are welcome, where we can lay our burdens down, where we can heal the wounded heart.