La Iglesia es evangelizadora por naturaleza. La Iglesia es madre, maestra y familia de familias. San Juan Pablo II insistía en que la familia es la “iglesia doméstica.” La familia es el lugar donde se aprende, se vive y se interpreta la fe (DGC 226-227; CCE 2222-2226).. Por ende, toda la familia está llamada a ser santa (Mateo 5,48; Lumen gentium 39- 42).