Nos acercamos de nuevo a ese momento. Pronto llegará la Cuaresma y será tiempo para rezar, ayunar y dar limosna. No sé cómo se sentirán los demás, pero cuando reflexiono sobre mis intentos de crecer espiritualmente durante la Cuaresma, probablemente encuentro más errores que aciertos.
Cuando era niña, siempre trataba de convencer a mis padres de que ayunaba absteniéndome de comer sandía. Lamentablemente, mis padres sabían bien que las sandías no abundan en Wisconsin durante los meses del final del invierno y del principio de la primavera. También sabían que no me gustaba la sandía.
Los católicos parecen tenerle miedo a la evangelización. Tendemos a no usar la palabra evangelizar en nuestro vocabulario. Esto es desconcertante porque la evangelización por lo general es una parte hermosa de nuestra fe y de nuestra misión como seguidores de Jesús. Sencillamente, la evangelización es compartir la Buena Nueva. Estamos llamados a compartir la Palabra con todos aquello con quienes nos encontremos.
Al celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia, reflexionamos sobre la importancia de la familia en nuestra vida y en la vida de la Iglesia. El Papa Francisco lo resalta en su exhortación papal La alegría del amor (Amoris laetitia).
El Papa escribe que las familias son esenciales para la vida y misión de la Iglesia Católica y observa que “la Iglesia es un bien para la familia, la familia es un bien para la Iglesia” (87). Indica que la familia es la “iglesia doméstica”, una frase que proviene del documento Lumen Gentium (11) del Concilio Vaticano II. Francisco nos dice que la Iglesia es, de hecho, “una familia de familias, donde se armonizan los aportes de las pequeñas comunidades, movimientos y asociaciones eclesiales”.
Criar a seis hijos siempre ha llenado mi vida de sorpresas. Sigo preguntándome: ¿cómo pueden seis niños del mismo hogar que tienen los mismos padres ser tan diferentes entre sí? Incluso ahora, que son adultos, cada uno tiene una perspectiva sobre la vida que es única... y que a veces me disloca.
Lo que me encanta del Papa Francisco es que es tan accesible y práctico. Su sonrisa es contagiosa, su amor genuino, y no tiene miedo de hablar sobre sus propias experiencias y relaciones. Entonces, cuando el Papa Francisco anunció el Año Jubilar de la Misericordia y el tema para la Jornada Mundial de la Juventud 2016 en Cracovia, supimos que entendía y vivía la misericordia en su propia vida.
Muchas ciudades y pueblos de América Latina pasan los meses antes de Cuaresma afanándose con la preparación de las celebraciones de carnaval que, para observadores y participantes por igual, son un espectáculo de excesos de todo tipo. Sin embargo, la época de carnaval, en sus inicios, tenía obvios vínculos religiosos.