Los católicos parecen tenerle miedo a la evangelización. Tendemos a no usar la palabra evangelizar en nuestro vocabulario. Esto es desconcertante porque la evangelización por lo general es una parte hermosa de nuestra fe y de nuestra misión como seguidores de Jesús. Sencillamente, la evangelización es compartir la Buena Nueva. Estamos llamados a compartir la Palabra con todos aquello con quienes nos encontremos.
Jesús dijo: “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes” (Mateo 28,19-20). Esta es una declaración muy clara y una gran responsabilidad. Cuando reflexionamos sobre las palabras de Jesús, nos pide que llevemos la Buena Nueva, lo que aprendimos sobre Jesús, y la compartamos con los demás. Podemos invitar a amigos, familiares y vecinos, católicos o no, a que tomen medidas pequeñas y se unan a nosotros en nuestro camino de fe con la esperanza de que fortalecerán o comiencen su propia relación con Jesús.
Tenemos que recordar que solo podemos dar lo que recibimos. Por el sacramento del Bautismo, estamos llamados a ser discípulos de Cristo. Ir a misa devotamente todas las semanas, escuchar la Palabra y recibir la Eucaristía nos preparará para evangelizar. El Papa Francisco dijo: Evangelizamos “no con palabras altisonantes, ni términos complicados, sino los que nazcan de ‘la alegría del Evangelio’, que ‘llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús’” (Santa Misa por la Evangelización de los Pueblos, 2015).
Escuchar el mensaje del Evangelio con nuestra Iglesia, juntos como comunidad de discípulos, nos renueva en nuestra fe y nos permite compartir el mensaje de Jesús. Las siguientes son algunas ideas para tener en cuenta con el fin de acoger a otros en la Iglesia. Después de intentar algunas invitaciones te este tipo por ti mismo, habla con tus estudiantes acerca de tu vivencia. Los niños pueden aprender de maneras profundas y significativas con tu ejemplo. Esto los puede ayudar a ver cómo pueden ser discípulos y también evangelizar.
<strong>Catequistas:</strong>
Anima a los amigos y familiares que se alejaron de la Iglesia a ir contigo a misa un día festivo, o a una misa que tenga un significado especial para ti.
Invita a vecinos y compañeros de trabajo a que participen contigo en un proyecto de servicio, asistan a un concierto de música sacra, o escuchen a un orador en tu iglesia.
Encuentra una manera todas las semanas de contarle a alguien algo que haces por ser católico, y cómo tu fe le da forma a tu vida de una manera positiva.
Piensa en cómo vives realmente la Palabra de Dios cada semana. Piensa en tener un diario de la misa en el cual reflexionas sobre el Evangelio del domingo, y escribe algunas oraciones sobre tu respuesta genuina a las Sagradas Escrituras. Usando esta reflexión, encuentra maneras de mostrar la Palabra de Dios a otras personas durante la semana por medio de tus acciones.
<strong>Estudiantes:</strong>
Cada semana da tiempo a tus estudiantes para reflexionar y hablar sobre el Evangelio dominical. Esto los ayudará a llegar a conocer y entender mejor el significado de la Buena Nueva, para que puedan compartir el mensaje con los demás.
Anima a tus estudiantes a invitar a amigos a misa.
Los estudiantes más grandes podrían considerar invitar a amigos a reuniones de grupos juveniles.
Los niños de todas las edades pueden invitar a los amigos a participar en proyectos de servicio que se realizan en la iglesia.
Pide a tus estudiantes sus ideas sobre cómo pueden ser buenos discípulos e invitar a amigos y vecinos a seguir a Jesús. Los niños tienen corazones puros, y sus respuestas auténticas por lo general ofrecen inspiración a otros niños y adultos por igual.
Recuerda que cuando nuestra fe está viva en nosotros, podemos estar abiertos al Espíritu Santo que obra por medio de nosotros. El mensaje del Evangelio, cuando se comparte, fluye de nuestro corazón y es de esperarse que los demás sientan nuestra sinceridad cuando oigan nuestro mensaje: el mensaje de Jesús, la Buena Nueva.
Aileen Scommegna se graduó en la Universidad DePaul como Licenciada en educación primaria. Ha trabajado como maestra y directora de educación religiosa de la Arquidiócesis de Chicago durante toda su vida profesional. Ha escrito diversos libros sobre la fe y la catequesis litúrgica para catequistas, niños y padres.